sábado, 10 de julio de 2010

16

Para siempre es mucho tiempo.“Mientras viva” es la verdad.
Por ahora es más difícil, porque no ha pasado demasiado tiempo.
16 semanas. 112 días. Casi un tercio de año. Y aún siento que mi papá tocará a mi puerta y me dirá que te fuiste.

Fue tan raro.
Estaba hablando con mis amigos, hablando de ti, contándoles cómo estabas y pidiendo consejos, pidiendo que me expliquen qué sucedía porque yo no entendía nada de términos médicos.
“Dr. Garrido, ¿me puede explicar qué son nódulos?”
Diciéndole doctor y acababa de comenzar la universidad…

Explicándole por qué creía en Dios a pesar de lo que te pudiera pasar mientras él me decía que Dios no dejaría que te pase eso, habían dicho que tenías hasta el viernes pero para mí eso no era verdad. No podía quedar tan poco tiempo, estabas bien el domingo. Estarías bien el próximo domingo.

Entonces sonó el teléfono y se fue el internet. Vi la hora, eran las diez en punto. Colgaron y volvió la señal, como si nada. Reanudé mis conversaciones: hola Ruy, hola Alonso, hola Ricardo, hola Sebastián. Sonó la puerta.
-“Necesito una casaca para tu mamá, tu tía acaba de morir, me estoy yendo al hospital.”
-“Yo también voy.”
-“Apúrate.”

Antes de irme le dije “acaba de morir” a Alonso, creo que no hablo con él desde ese día, le dije a Sebastián que por favor llame a Shadia y le diga que me llame, y me fui.
Saqué un par de casacas como pude, estaba temblando y llorando como nunca antes había llorado, salí, me subí al carro, me hice bolita y seguí llorando. Recuerdo claramente todo.

Mi papá me dijo muchas veces que no me culpe por no haber estado ahí en la tarde cuando ellos fueron, que no me culpe por nada.Yo le dije que no era mi culpa y yo sabía eso, mi presencia no cambiaría nada.
Yo estaba preocupada por él, eras su hermana. Él se veía tan bien.
Me dijo que no era culpa de nadie, ni de Dios, ni de los doctores, ni mía.Yo sabía eso.
“Ya sé que no es culpa de nadie, estas cosas pasan, todos se mueren un día, así es la vida.”
“Pero no te culpes.”
“No me culpo de nada.”
“No es culpa de nadie”
“Ya lo sé.”

Entrar a ese hospital fue horrible, se suponía que ahí te salvaban ¿no?
(No es culpa de nadie)
El señor de la puerta dijo “ya no es hora de visitas” y mi papá respondió “acaba de morir mi hermana”. Bien ahí con el chantaje emocional. – Sí, entre lágrimas pensé eso.

Llegamos al lobby, subimos por el ascensor, se abrió la puerta.
Fuimos a tu cuarto y estaba ahí mi mamá, tú fría y mi tía Mary.
Mi mamá me dijo “dale un beso” yo pensando “wtf? ¿Para qué voy a besar a un muerto? ¿Qué sentido tiene si ya no eras tú?” Pero lo hice para complacerla. Y nunca había sentido a una persona tan fría, nunca. Fría y frágil, así te sentí.

Yo seguía temblando y me abrazaba sola, no dejaba que nadie me toque y decía “estoy bien”, secasa. Mi papá estaba preocupado por mí pero no entendía cómo, él debería estar triste, yo debería cuidarlo a él, no al revés.

Estaba también mi tío Fer, él no lloraba.

No le habían dicho aún a mis abuelos y me pidieron que no esté ahí cuando ellos lleguen porque era demasiado obvio en mi cara.

Ya sabes cómo sigue, esa noche no la olvidaré.
Los gritos, el llanto, el saber que te fuiste.

“Señor, cálmese que le puede dar un infarto, ella es un ángel ahora.”
Por favor, ¿me van a venir a decir que eres un ángel y que descansas? Qué tal demostración del uso de la religión para controlar a la gente.
“Cálmate que está en el cielo”
Nunca sentí que había escuchado algo más falso.
Mi mamá ni siquiera se veía triste porque estabas con Dios, ¿es en serio? ¿Te acababas de morir y pensaba en que estabas con Dios? ¿En verdad?
Cuánta fe.

Sí, espero que el Cielo exista y si existe, estarás ahí.
Esperando.
Espero llegar sólo para verte.

¿Por qué me duele tanto si no eras mi mamá?
No sé.Te quería mucho, te amaba mucho, aún te amo. Amo a tus hijas, a mi tío, me da pena saber que ya no te tiene a ti. Me dan ganas de ir a cuidarlo porque está solo con ellas y se tiene que encargar de todo, quiero ir a Miami a ayudarlo. Quiero hablar con él porque no hemos hablado en serio, nunca lo hicimos, creo que nos dijimos todo al día siguiente, con una mirada y un abrazo. Habíamos perdido a alguien a quien amábamos demasiado.

Sé que nadie se preocupaba por mí en especial. Obviamente. Las personas de las que había que preocuparse eran su madre, su padre, sus hijas y su esposo. ¿Quién se iba a fijar en la sobrina si los demás iban a sufrir mucho más? Ni siquiera mis papás se preocuparon y supongo que está bien, tenían que fijarse en mi abuela.
Quizás por eso me sentí tan sola.

Obviamente tus amigos te apoyan pero no te pueden dar el apoyo que necesitas si nunca han perdido a alguien, yo lo sé porque no lo supe dar. Das por sentado que siguieron adelante cuando no es así, no es tan rápido.

Necesito que alguien venga y se eche conmigo y me deje abrazarlo y llorar por horas, hasta que me quede sin lágrimas, que no diga nada, que sólo me abrace y me deje llorar; es todo lo que necesito. Pero eso no existe, no existe ayuda callada ni tan paciente. Siempre dan consejos y se cansan, no puedes exigir tanto a alguien que te ayuda. Se impacientan, saben que no te hace bien. Pero a veces, simplemente necesitas llorar y que te abracen en silencio. Nada de palabras, son inútiles.

Es horrible darme cuenta de que no estás, es imposible de asimilar. Tengo tu voz en mi mente, tu cara frente a mí, tengo millones de recuerdos de momentos felices, siempre lo eran a tu lado y pasé contigo el mejor mes de mi vida. Nunca lo olvidaré. No puedo creer aún, 112 días después, que nunca te volveré a ver y que no me esperas esta vez en Miami, que no me dirás que ordene el cuarto o saldremos a comprar. Que no recogeremos juntas a las chicas, que no me harás pollo al curry, que no renegarás por mí.

Nunca viste la segunda temporada de Glee, nunca fuimos a Disney, nunca le mostraste Miami a mi familia.

Sigo creyendo que estás, que ese sábado 20 de marzo a las 10pm sólo te quedaste dormida, que el viernes siguiente estabas bien, que el domingo fuimos a la playa, que estás de lo mejor allá, con tus hijas, haciendo tu vida mientras acá cuento los meses para ir o para que ustedes vengan.

Es tan definitivo esto que quizás nunca lo termine de creer, o por lo menos no por ahora. Quizás cuando vaya allá y no quiero llorar cuando llegue a tu casa y note que no estás, que está tu carro, tus tachos de reciclaje, tu casa con olor a Miami, tu teléfono sonando y no estás tú para contestar. No quiero derrumbarme al pisar esa casa que por un mes fue mi hogar. Donde me sentí más en casa que en mi propia casa, que tu familia era más mía que la mía. Pero qué queda.

Quedan ellas, queda mi tío.
Tenía tanto miedo de que nunca quisieran volver, de que nunca quisieran volver a hablarme ni hacer nada que les recordara que tenían una familia de parte materna en Perú, que existía la casa de mi abuela, que existía tanta gente que amaba a su mamá.
Me sentía mal de tan solo mencionar a mi madre, me sentía mal de tener una madre cuando ellas ya no y la necesitan tanto. No puedo creer que nunca más te tendrán.
Cosas que tomas por sentado y que el cáncer se lleva así nomás.
Fue todo tan repentino, eso no debió matarte, tú ibas a estar bien pronto.

¿Vas a estar bien pronto?
Se siente como un hilo que se tensa hasta que se rompe, es tan delgado que no puedes volver a unirlo. Cruzas la línea, no hay vuelta atrás. Una vez que das el último respiro, tu corazón da su último latido, una vez que todo se detiene por un segundo, no hay manera de volver.

¿Qué pensabas mientras te dejabas ir? ¿”Estoy cansada, descansaré un rato y cuando abra los ojos mis hijas estarán aquí”? ¿”Ya no puedo más, no puedo respirar, dormiré y quizás deje de doler”? ¿”Si cierro los ojos, todo estará bien”? ¿Algo así? ¿Pensaste en algo antes de irte o sólo te quedaste dormida?

¿Cómo fue quedarte tan débil tan rápidamente? Parecía imposible, ¿no?
Estabas bien hasta el jueves, ese jueves 18 que te internaron porque no podías respirar.
Pero si el domingo estabas perfecta, sólo tenías una pequeña tos, nada de qué preocuparse, ya iban a venir tus hijas, hace un mes no te veían, ya faltaba poco para que lleguen.
¿Era imposible aguantar un par de horas más?
¿Era menos traumático que mueras antes de que te vean así?
Porque me rompió el corazón verte esa mañana, tan débil, hinchada y corta de aire, me sentí impotente y sólo quería que vengan, que pasen las horas y que vayas mejorando, siempre cuesta arriba, nunca podías ponerte peor, nunca se podía ir más bajo, pero se pudo y se fue.

Maripi Pérez Román, nacida un 20 de octubre de 1967, esposa de José Ribbeck, madre de Marialejandra y Mellissa, hermana de Eduardo, Fernando y Mary, hija de Nancy y Yoyo; la mejor tía del mundo.Fallecida el 20 de marzo de 2010, a las 22:00 o 5min antes, velada el 21 de marzo y cremada el 22. 47 arreglos florales.
Muerta a los 42 años con 5 meses, en la flor de tu vida.

Quizás los mejores años eran los que estaban por venir.
Este viaje a Miami iba a ser el mejor, el mejor contigo.
Nos esperaba un futuro grande.
Ahora te fuiste y yo me quiero detener.
Quiero ponerle un alto al mundo, al estudio, a los amigos, quiero que todo deje de girar por un momento y me deje contemplar el hecho que estuviste y ya no estás. Pero el mundo no para por ti ni por mí, por más que tome breves descansos, no para.

Necesito esas vacaciones para parar, ir a la playa y ver el mar, pensar en todo.
¿Está mal que quiera decirle a Cata “no estuviste cuando te necesité”?
Ahora es demasiado tarde al parecer, ahora es una exageración que me siga sintiendo triste a veces o que quiera seguir llorando, ya pasó suficiente tiempo. ¿Suficiente para quién?
No para mí, siento que no he llorado tu pérdida como debía, por la estúpida falta de tiempo del mundo que no deja de dar vueltas. Por ese “sigue estudiando, está en el cielo, no tiene sentido estar triste”.

Necesito esa pausa. Correr, gritar, decir todo lo que no dije.
Te necesito a ti pero eso no se puede.
Acompáñame en mis sueños, por favor esta vez trata de estar viva ahí.
Necesito hablar contigo, aunque no sea de verdad.Te extraño demasiado, te amo mucho y necesito ese Miami. Ese, el que se inmortalizó en mi memoria, como tú.
Nos vemos.
Esta noche, por favor.

No hay comentarios: