Mostrando entradas con la etiqueta a un sillón. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta a un sillón. Mostrar todas las entradas

lunes, 9 de noviembre de 2009

It's been a long time coming down this road

No, no me olvidé de ti. Te tengo presente constantemente. Sin embargo, te dejé de lado.

Hace un mes recibí la última señal de tu existencia y no te respondí, no te volví a buscar.
Los días fueron pasando y yo no te busqué. Tan sólo un mes después me doy cuenta de cuanto tiempo ha pasado.
Me alejé de todos ellos, es mi excusa. Los amo, pero no tuve tiempo o no quise hacerlo. Todos conocían mis prioridades, a todos les advertí que desaparecería en Octubre-Noviembre, sólo seguí hablando con quienes me buscaron, me persiguieron, me hablaron cada vez que mi cabeza surgía por alguna red social.
Hace demasiado que no los veo.
Pero con ellos es diferente, con ellos siempre estuve bien, contigo no.

La última vez que hablamos, yo reaccioné mal (oh sorpresa, siempre lo hago). No supe manejar la situación y cuando dijiste: "Vamos a estar bien." Yo sólo dije: "Me siento traicionada." ¿Traicionada de qué? Si yo fui la que sin querer te guió por ese camino, fue tan obvio para todos menos para mi. Aún así, no tenía por qué reaccionar de esa manera. Nunca sé manejar ese tipo de situaciones, no me excuso.

No me olvidé de ti, de algún modo nunca te sentí lejos. Tan lejos. Todas las semanas supe de ti, siempre pregunté en qué andabas. Me enteré de que actuaste en una obra, no te pude ir a ver porque ese día me quedé estudiando matemática, me dijeron que salió muy bien. No sé si preguntaste por mi, pero siempre supe de ti y quizás por eso no noté tanto nuestro distanciamiento. Hace tiempo que tenía esta carta pendiente, pero quedaba colgando en una suerte de lista de espera, ahí esperando un momento en el que me pudiera sentar a escribir bien, no espontáneamente cómo lo he hecho últimamente. El momento es ahora, qué lástima que me haya demorado tanto.

Traté de comunicarme contigo hoy, me imagino que no te importó demasiado.

Luego, para mi sorpresa, ví que me habías borrado de tu lista de amigos. Recién hoy me percaté, quién sabe hace cuanto tiempo lo hiciste. El hecho de que no me haya dado cuenta antes es quizás lo que más me preocupa, me dejaste y no lo noté. Te dejé de lado. Es como si te hubieras ido silenciosamente, o no lo sé. Dudo que sigas leyendo esto. En mis entradas anteriores, no se me ocurrió pensar que te podía doler leerlo, simplemente no pensé, igual creo que ya nadie o casi nadie lee esto, ni los supuestos destinatarios. En fin, sin salir del tema, creo que te perdí y eras uno de mis mejores amigos.

Íbamos a estar bien pero nisiquiera me esforcé por tratar de estarlo, simplemente me encerré en mi propio mundo. Te dije que quizás soy una de las personas más egoístas que ibas a conocer en tu vida y por lo visto no mentí. Estos días, de algún modo, todos mis actos de egoísmo me están alcanzando y por fin puedo abrir los ojos a cómo mis acciones afectan a los demás, siempre lo vi desde una sola perspectiva: la mía. No era la correcta. Siempre tan enfocada sólo en mí.

Después de todo, te quiero y no te olvidé. Aún faltan un par de semanas antes de que mi cara vuelva a aparecer por lares conocidos, escribo esto cuando aún no planeo volver a la vida de todos, sigue siendo algo muy mío, en este caso mi deber, enfocarme sólo en mi y quizás en mis amigos de colegio, necesitamos el diploma, ya es la recta final. Después de eso podré resurgir, espero que no sea demasiado tarde.

Nisiquiera sé si sea bueno escribir esto, si me borraste fue por algo, porque te querías alejar de mi. Quizás por eso te escribo aquí y no directamente, porque espero, de nuevo, una señal tuya, cuando ahora es mi deber contactarte, tú fuiste el que lo hizo la última vez. Ojalá leas esto, pero si sólo te hará más daño, entonces espero que no lo leas. Sólo quiero que seas feliz. Lamento haberte abandonado. Lo siento.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Carta a C.

Tengo que confesarte algo. Te has acercado demasiado y ahora siento el impulso de alejarte. Estas últimas dos semanas hemos desarrollado demasiada confianza y me encanta(ba). Me encanta cómo me tomas la mano cuando lo necesito, cómo me abrazas cuando lo insinúo, cómo me besas la frente para despedirte. Me haces sentir tan especial.
Pero estos días he estado pensando en que estás demasiado cerca. Sabes que uso como una armadura que siempre me protege de cualquier tipo de dolor. Te he contado un sinnúmero de veces todos mis problemas con respecto a eso, cómo he querido dejar entrar a ese chico y quise amarlo, pero no podía dejar que se acerque demasiado. Te conté sobre cómo terminó todo.
Ahora, te escribo porque te quiero alejar y me he dado cuenta de esto, no debería hacerlo. No está bien alejarte.
Una de las razones por las que pude desarrollar tanta confianza en ti es porque siempre supe que no te ibas a fijar en mi como más que una amiga. Mi más grande miedo es que un amigo me diga que le gusto, eso significaría perderlo porque nunca podría devolverle ese amor, no de esa manera. Pero sé que tú tienes a alguien más.
¿Entonces por qué sigue presente ese miedo?
Puede sonar demasiado narcisista, egocéntrico: "Tengo miedo de gustarte." Mas no lo hago con esa intención. Mi cerebro considera posible esa opción y quiere correr.
Quizás porque me dijiste que también tenías dudas o no lo sé. Quizás es porque la gente ha dicho tanto que debemos estar juntos que me da miedo que lo puedas llegar a considerar.
Tengo miedo.
Miedo de que ahora cada vez te necesito más. De que tus abrazos se han vuelto indispensables para que pueda seguir adelante. Miedo de estar echando raíces.
"Las flores tienen raíces, la luz no tiene patria."
Se supone que soy como un haz de luz. Tú debes pensar eso de mí.
Pero creo que estoy echando raíces contigo, me estoy apegando demasiado a esta amistad, volviéndome algo dependiente y eso complicaría todo. No sé si complicar, pero si algo he aprendido es no unirme demasiado a la gente porque siempre te dejan. Es algo pesimista, pero así pasa. Ahora me uno demasiado a tí y mi cerebro dice que me separe antes de que sea demasiado tarde.
Sólo escribí todo esto porque no quiero que pienses que ya no te quiero si no te hablo tanto o si estoy rara. Sabes que te amo. Pero mi cerebro siempre le gana a mi corazón y eso también lo sabes. No trato de excusarme, sólo quiero que no olvides que te amo. No debería correr de una amistad, pero no quiero echar raíces. No debo huir, debo crecer. Debo aceptar que estoy cambiando. Debo aceptar los cambios.
Sólo sé que tengo miedo. Estoy aterrada. Quiero correr.