domingo, 17 de enero de 2010

Mirando jugar a un niño

He estado pensando en subirte todos mis trabajos aquí para que te inspires jaja o no sé, ojalá te sirvan. Comenzaré por mi comentario favorito porque fue mi primer 18 en Lengua :) Lo hice en Marzo del año pasado pero tuve como un mes para hacerlo (me lo dieron la última semana de verano en Enero y tenía que presentarlo la primera de Marzo). Obviamente lo hice en una noche jaja. En realidad quería hacerlo como en 45min para irme acostumbrando al internacional (y en el internacional tenía hora y media, más tonta) pero lo hice como en dos horas. Sin más preámbulo...

Ah no, preámbulo. Aquí esta el texto original:

Comentario de “Mirando jugar a un niño”


En 1909 se publicó el libro “Motivos de Proteo”, en el cual se encuentra el cuento “Mirando jugar a un niño”, de José Enrique Rodó, el cual es un importante aporte para la literatura contemporánea.

Esta historia es contada por un narrador homodiegético, pues menciona como observa al niño jugar y narra sus acciones, para luego da su opinión al respecto. A través del relato cuenta como este menor sufre una derrota, pero en vez de darse por vencido y buscar algo distinto en qué tener éxito, aprovecha esta situación y encuentra un modo de resultar triunfante. Quizás esta perseverancia proviene de su inocencia, pues no ve el mundo a través de los ojos de un hombre cansado y derrotado, sino como alguien lleno de oportunidades. Fuera cual sea el motivo, aún el observador encuentra admirable esta conducta y desearía parecerse más a él.

Esto toma lugar en un espacio abierto, como cualquier parque de juego, esto representa a la mente abierta de las personas jóvenes, quienes siempre están curiosos por aprender más y no juzgan antes de conocer, ven con el corazón antes que con los ojos, a diferencia de los adultos, quienes están encasillados con los datos sólidos y números. Todo esto lo pudo aprender viendo a un niño en un día común, indeterminado, y observaba sus acciones las cuales toman lugar de forma lineal; ver como una lleva a otra y así sucesivamente hasta el acto final, el triunfo.

¿Qué le puede resultar tan inspirador de ver jugar a un niño? Este infante simplemente decidió jugar con una copa de cristal y un junco, haciéndola sonar, para luego llenar su copa de arena y percatarse de que ya no sonaba, abrumado iba a ponerse a llorar, pero decidió no hacerlo y decorar su copa llena de arena con una flor blanca y posteriormente presumirla; cualquier persona lo vería solo una manera de entretenerse. Sin embargo, este hombre vio algo mucho más profundo. Entendió el significado de las cosas y que representaban. La copa de cristal era la vida cuando recién comienza. Tan pura y cristalina, un cuaderno en blanco ansioso de ser llenado con recuerdos, pues ese es su fin, ser llenado. Produce sonidos preciosos cuando choca con el junco, así representando las primeras experiencias, la infancia, esos bellos momentos y la inocencia. Seguido de la arena, cuyos granos representan las malas decisiones tomadas más adelante en la vida, las cuales turban el presente, no necesariamente tienen que ser malas, simplemente son ideas que nos alejan de lo esencial, de lo que nos hacía felices, la vida sin complicaciones, y cuando se quiere volver a ella, sonando el junco contra la copa, ya no puede, pues es imposible pensar como antes, recuperar esa inocencia y esa bondad con la cual se nace. El hecho de “alisó(…)la arena en los bordes”, demuestra como a veces sabemos que no encajan bien, pero no elegimos mal voluntariamente, sino porque pensamos que está bien. Se ve frustrado, como todos a cierta edad, porque la vida no es feliz y nada sale como uno quiere, se quiere regresar a los viejos tiempos, pero esa felicidad parece inalcanzable, cuando la ignorancia era alegría, a punto de rendirse. A pesar de todo, una idea invade su cabeza y tiene las cosas claras, el fin no es abandonar la carrera, sino superarse. Ahí es cuando entra la flor, esta representa encontrar el balance perfecto entre manejar responsabilidades y estar en contacto con el niño interno, es encontrar la felicidad, no tratar de deshacerse de las ideas de adulto para volver a tener la mente de niño, sino madurar, tener ideas de adulto pero saber cuándo comportarse como un niño y no tener miedo de hacerlo. Partir desde el fracaso, tomar una idea nueva y lograr el éxito, sin querer volver a atrás, es entonces cuando se muestra orgulloso de su logro, y con buena razón. Si tan solo todas las personas pudieran darse cuenta de esta gran verdad, dejarían de complicarse preguntándose por qué no les va tan bien como antes, podrían dejar de vivir en el pasado y por fin seguir adelante.

El autor hace uso de una gran cantidad de determinantes, “graciosamente”, “acompasadamente”, ambos se encuentran al inicio del texto, para describir la inocencia con la que comienza el personaje en la historia, todo lo hace de modo aniñado, no se le toma muy en serio, pero luego va creciendo, no mentalmente, sino el simbolismo de las cosas que hace. Los adjetivos utilizados para describir al sonido salido de la copa, cuyo simbolismo se explicó previamente, son “fresca resonancia” haciendo referencia a antes de llenarla de arena, para luego convertirse en “ruido de seca percusión”, de un sonido hermoso, de lindos recuerdos, a algo sin brillo, sin vida, casi muerto. Sin embargo, al poner la flor en el ataúd, por así llamarlo, del hermoso sonido de la copa, esta tomó otro propósito, “flor entronizada”, se convirtió en un altar para la más bella flor del jardín, el motivo de su desdicha se convirtió en su orgullo.

Durante todo el texto hay una gran cantidad de comas y no suficientes conectores, así generándose asíndeton, esto con la finalidad de resaltar que el infante obraba casi sin reflexionar sobre el significado de sus acciones, sino basado cómo sería más lógico proceder según su razonamiento, no se cuestiona, si fracasa volverá a intentarlo, es esa clase de empuje del que carecen la mayoría de los adultos, ante la posibilidad de fallar, prefieren no moverse.

Además se presenta el animismo, pues en un momento determinado a la flor se le atribuye una acción imposible para ella, “parecía rehuir de la compañía de las hojas”, esta es una flor diferente a las demás y esto resalta como en la búsqueda de la felicidad, uno no se debe conformar por elegir lo fácil, sino debe trabajar por conseguir lo único y trabajoso, pues la verdadera felicidad es poder ver los momentos difíciles y saber que se pueden superar. Por último, casi al finalizar el texto hace uso tanto de la interrogación como de la exclamación, “¿No hay aquí un polo de sabiduría para la acción? ¡Ah, si en el transcurso de la vida todos imitáramos al niño!” el autor ha dado el mensaje tan claro como le ha sido posible, ahora depende de cada uno aplicarlo en su vida, y, si un niño puede ¿por qué un adulto no?

sábado, 16 de enero de 2010

Quizás ahora sí

¿se acabó?

En este momento todo duele.

¿Se acabó o exageras?

Quisiste que acabe durante algún tiempo, luego no, luego sí de nuevo.
Ahora no.

Nunca vas a terminar de entender qué quieres.
A largo plazo pelea con a corto plazo y el miedo bloquea todo.

Dormir...