Mostrando entradas con la etiqueta a la otra mitad del nombre. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta a la otra mitad del nombre. Mostrar todas las entradas

martes, 9 de marzo de 2010

Tú lo entiendes.
No sé aún por qué lo hago, pero sé qué hago.
Daño a la gente, a mis amigos, a los que más me importan, siempre.
Los engaño. Me engaño.

Estoy tan desesperada por sentir algo que aún no siento, que finjo sentirlo, creo sentirlo, pero en el fondo sé que aún no es así. Nunca como esa vez (aunque impaciente por volver a sentirlo).Y me quedo sin tiempo, creo.

Debería dejar de herir a la gente.
Lo quiero tanto.
Pero no estoy enamorada.
De nuevo.

Putamadre.
Ojalá no le haga daño.
Como siempre.

¿Sabes? Me he alejado de demasiada gente, incluído de ti.
Pero sobre todo, me he alejado de Él. Sólo me sentía completa con Él, más tranquila, más feliz, pero ya no estoy en cuarto, ha pasado demasiado desde esos encuentros cercanos y cada vez estamos más distantes. Lo sé y se supone que quiero acercarme a Él pero, de verdad, no quiero hacerlo. Creo que por un lado tengo vergüenza, aunque ya lo sepa todo. Es diferente afrontarlo.

Me he alejado de Él, como me he alejado de demasiada gente, lo reconozco, como lo he reconocido con tantos otros, y no me quiero acercar, como siento con todos.
Es mucho más fácil alejar a la gente, así nadie llega a conocerte de verdad. Pero ¿es eso felicidad? Ciertamente es una armadura.

"No pensar tanto."
Qué bonito sonaba.
Pero nos es imposible.