martes, 1 de junio de 2010

¿Recuerdas cómo te pedía que aparezcas en mis sueños?

El otro día me quedé dormida en la casa de mi abuela, en su cama, a su lado.
Ella tuvo otra crisis de tos y se puso a llorar porque pensaba en cómo tus crisis eran peores y tú te quedabas callada, sentías que te ahogabas y no te quejabas. Yo me puse a llorar porque no estaba dormida de verdad, sólo no quería hablar con mi mamá. Pero sí, me llegué a dormir.
Estaba yo en la cama de mi abuela, sola. Escuchaba que mis papás decían que no me habían guardado almuerzo y era mi culpa por irresponsable, por quedarme dormida. Me paraba molesta porque no habían pensado en mí y salía del cuarto, comencé a bajar la escalera. Por el comienzo me crucé con mi tía Mary y contigo. Ahí comencé a llorar, sabía que era imposible porque estabas muerta. Llegué a la cochera llorando y me iba. Al final mi abuelo me detenía pero ese no es el punto. Hasta en mis sueños estoy conciente de tu muerte. Y sí, obviamente me desperté llorando.
Ojalá pudiera soñarte viva, ojalá no estuviera tan conectada a la realidad, hasta en mis sueños.

Pero no, siempre yo, racional, que no puedo mentirme ni dormida.
Es verdad, ya no estás.
En 5 días es el cumple de Melli.
Hace 10 fue el de Male.
Ojalá pudiera irme a Miami ahora mismo.
No puedo.
Adiós.
Nos vemos.

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