miércoles, 3 de noviembre de 2010

Dejé que mi subjetividad me gane.
Por ser tan importante para mí en este momento, por tener tanto control sobre lo que puedo sentir, critico mucho más cada una de tus acciones, como si tu intención fuera alejarme o herirme.
No sé si lo sea, pero cada palabra se siente más filuda que antes (o cada falta de palabras).
Quizás te juzgo mucho, eso debe ser.
Nisiquiera sé ser yo cuando te hablo porque espero una respuesta que no recibo.

Digo "ya fue" pero no fue.
Simplemente aprendo a dejarte tranquilo.
Y no te extraño, ya no me dan ganas de buscarte.
Porque aunque no hayas querido alejarme, fue lo que percibí y eso logró que me vaya.
Y creo que sí querías que me aleje, firmemente lo creo.
No fue, no dejo de quererte, pero el sentimiento cambia, se vuelve algo menos feliz y más cauteloso.

Al final no importó que supere los prejuicios, no importó que supere el miedo, simplemente se me fue el tiempo.
Ya me rendí.

Ahora me voy, me voy caminando tranquila, aún con ese sentimiento pero ahora con intenciones de remendar las pequeñas heridas, dejar atrás el sabor a rechazo que queda y seguir con mi vida, simplemente me voy.

No negaré mis sentimientos, pero dejo de perseguir algo sin sentido.
C'est tout.
Au revoir mon chéri.

3 comentarios:

M. dijo...

sonrío estúpidamente cuando recuerdo tus gestos, ¿qué me pasa? Ya no eres él...

azul. dijo...

exacto... :)

azul. dijo...

y preciso...