sábado, 28 de agosto de 2010

Who's the lucky one?

No podía ser un "lucky one" porque para eso en verdad tendría que sentirlo, estar segura.
Pero no confío más en los sueños para eso, ya lo dije.

Si te comienza a gustar alguien por un sueño, sin verlo ni hablarle, sin que haya cambiado nada de su relación ni de su manera de interactuar, es más, si están en sequía de conversaciones, si la cosa cada vez es más monótona, bueno, no te gusta esa persona per sè, te gusta la idea de la persona, lo idealizas.

Si algo he aprendido es que idealizar no es bueno. Y no es bueno porque la gente difícilmente puede cumplir las expectativas de un sueño.
Difícil o imposible.
El punto, llegas toda emocionada, después del sueño en cuestión, y crees que todo será diferente de ahora en adelante. Por supuesto, no lo es. No lo es porque la otra persona nunca se entera de que algo había cambiado inesperadamente entre ustedes (ya que no soñó lo mismo y se basa en hechos reales, en dónde nada ha cambiado).
Entonces te desilusionas y ¡pum! te deja de gustar.
Y si para entonces la otra persona se ilusionó, la cagaste.

Conclusión: No basarse en sueños.
El problema es que te haces un preconcepto de cómo debe actuar esa persona, basándote en el sueño, y nunca reacciona así. Por eso te desilusionas.

1 comentario:

Jesus S dijo...
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